Cuarto día: BRUJAS
Fue todo un detalle por parte de nuestro amigo Álex el ofrecerse a llevarnos él mismo en coche, así que nos ahorramos el tren. Lo que no nos ahorramos fue comernos una retención en la autovía de tres pares, así que estábamos llegando a Brujas casi para la hora de comer, lo que ya me hizo pensar que no nos daría tiempo a ver todo lo planeado. Si no cogéis tráfico se puede llegar en una hora aproximadamente. Así pues, tras un pequeño paseo nos paramos a comer y ya de paso probar las famosas patatas fritas. Aquí os dejo algunas fotos de esta bonita población.
Después de comer, y viendo que el tiempo se nos echaba encima decidimos empezar por el Choco Story, el Museo del Chocolate, no sin antes pasar a por la preciosa Grote Markt.
El Ayuntamiento en la Grote Markt. |
Cuchillo de sacrificios |
Réplica en chocolate de la imagen de Nuestra Señora de Brujas de Miguel Ángel. |
Choco Story (Museo del Chocolate) |
La Plaza Burg con la Basílica de la Santa Sangre al fondo a la izquierda. |
Cuando ya nos encontramos con el resto del grupo, y para acabar bien el día, fuimos a buscar una cervecería, concretamente la más antigua de Brujas, el Herberg Vlissinghe. Data del siglo XVI, y originalmente eran dos casas separadas. Fue en 1869 cuando su propietario lo redecoró al estilo flamenco y eso es lo que podemos ver hoy en día. Durante el siglo XIX, la taberna se convirtió en la más importante de la ciudad, sirviendo de lugar de reunión de las mejores asociaciones de arte de la región. Además hoy en día es un lugar perfecto para escapar un poco del bullicio de los visitantes en su tranquilo patio interior. La verdad, si vais a Brujas, no podéis dejar de ir, y ya de paso probar la cerveza que lleva el nombre de la taberna, ya que la fabrican ellos mismos. Son 8 grados de cerveza pero su sabor es suave, así que os gustará, y más sabiendo que es una cerveza con 500 años de historia.
Quinto día: DINANT - BRUSELAS
Para no extenderme demasiado, no explicaré aquí la historia de este pueblo, pero sí mencionar que es un lugar con una historia muy intensa y trágica a la vez. Se dice que sus orígenes pueden ser celtas.
Una vez más, nuestro amigo decidió acompañarnos así que nos desplazamos en coche, esta vez hacia el sur, a unos 100 km. Al llegar, nos dirigimos directamente a la Gruta La Merveilleuse. La entrada son 9 euros por persona, pero es una visita guiada y puedes elegirla en inglés o en francés. La gruta, en su parte más profunda tiene 45 metros bajo tierra, el recorrido es de 50 minutos que se te pasan volando, porque la verdad es que su nombre le hace justicia, porque nunca he visto nada tan maravilloso bajo el suelo. La gruta fue descubierta en 1904 y tiene dos niveles visitables, en los que encontraréis estalactitas, estalagmitas, columnas e impresionantes cascadas petrificadas. Si vais a Dinant, esto debería ser visita obligatoria, y si no, mirad algunas imágenes, hablan por sí solas.
Después de comer algo nos dirigimos hacia la Colegiata de Notre Dame. Lo primero que me llamó la atención de ella es su proximidad al acantilado trasero, y que al ser de un gris oscuro se mimifica perfectamente con el gran cerro de roca formando casi una única unidad.
Lo que destaca más de la Colegiata, a parte de su curiosa cúpula (Patrimonio de la Humanidad), es su impresionante vidriera, una de las más grandes de Europa, obra del maestro Ladon.
Justo al lado de la Colegiata está la entrada a la Ciudadela. Pagas 8 euros y puedes subir en teleférico o si eres muy valiente y estás en buena forma, puedes decidirte por los más de 400 escalones. Una vez arriba, las vistas de la ciudad son espectaculares.
Personalmente, me esperaba la Ciudadela algo más grande, pero he de reconocer que el museo con sus pasadizos y sus recreaciones es muy interesante, además tiene un pequeño museo de armas. Y no es para menos, conociendo la historia de una ciudad tan repetidamente devastada trágicamente.
Se puede decir que después de esto ya habíamos visto lo principal de la ciudad, aunque hay que mencionar que Dinant es la ciudad de nacimiento de Adolphe Sax, el padre del saxofón, por ello, se encuentran numerosos motivos caminando por sus calles, el más iconográfico, su puente principal sobre el rio Mosa, en el que cada saxofón representa un pais.
Como no era demasiado tarde y en Dinant ya habíamos visto lo más importante, nos decidimos por volver a Bruselas y ver el Parque del Cincuentenario que aún teníamos por ver, lo cual nos vino muy bien porque está algo más alejado del centro.
El Palacio del Cincuentenario, al este del parque, es uno de los edificios más representativos de Bruselas, sobre todo, su arco del triunfo, que recuerda a la Puerta de Brandenburgo de Berlin. Aquí he de decir que me quedé con ganas de entrar al Museo del Cincuentenario, pero como ya habréis imaginado, a esas horas ya no hay nada abierto para visitar.
El Palacio se construyó para conmemorar los 50 años de la independencia de Bélgica y acoge dos museos más a parte del comentado, el de Historia Militar y el Autoworld.
Y hasta aquí la segunda parte, espero que os haya gustado. En breve publicaré la última parte del viaje.
Abrazos!!!
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