lunes, 4 de enero de 2016

SAN FRANCISCO: Detalle y Conclusiones

 Comenzamos...

SAN FRANCISCO (1er día)

Llegamos a San Francisco amaneciendo, cruzando por el imponente North Bridge, que, aunque menos turístico que el Golden Gate, no puedes evitar impresionarte. No llegamos tan cansados como esperábamos después de 10 horas de vuelo, más otras 4 hasta Los Angeles y 7 horas de autobús a San Francisco. Pero de lo que primero nos dimos cuenta es de cómo "funciona" el transporte público. Cogimos el metro, pero en las paradas al aire libre, ni rastro de máquinas para comprar los billetes, ni revisor dentro, ni nada, así que nos metimos con el morro. Después de bajarnos como diez calles antes de lo que nos tocaba nos dimos cuenta de que en el mapa del interior del metro no te marca todas las paradas, sólo las más importantes, y además no anuncian las paradas, por lo que si no eres de allí, es prácticamente imposible saber dónde bajar. Pero bueno, de esto ya os hablaré en las conclusiones con más detenimiento.

Como os comenté, en San Francisco vamos de Airbnb, así que llegamos a casa de Melissa, una chica muy maja, y nos permitió dejar las maletas aunque llegásemos tan temprano (la habitación aun estaba ocupada). De ahí, nos dirigimos hacia Yerba Buena Gardens, hoy también llamado Yerba Buena Center for the Arts, que es, como su nombre indica, el epicentro cultural de San Francisco. En él se encuentran museos, galerías, teatros y zonas comerciales. Los museos más importantes de la zona son el Museo de Arte Moderno de SF y el Museo Judío de Arte Contemporáneo. Otros puntos de interés son el Martin Luther King Memorial, el Carrusel histórico de Charles Loof, y la iglesia de St. Patrik (cuyos orígenes se remontan a la Fiebre del Oro). Su nombre proviene del original de la ciudad. En 1792 el explorador George Vancouver estableció una pequeña base próxima a la Misión Dolores (misión española) a la que denominó Yerba Buena, donde se establecieron ingleses, rusos y otros colonos europeos.


No es tan turísitco como otras zonas, pero es agradable estar pasando un rato tranquilo y el ambiente es relajado, así que si tenéis un momento, os recomiendo que lo visitéis, aunque sea para tomaros un café, y además está muy próximo a Union Square.

De allí cogimos un bus que nos llevó hasta Pier 33. Teníamos reserva para visitar Alcatraz a las 13:30, así que para hacer tiempo, una vez que ya habíamos comprado los SF CityPass (que de esto hablaré en las conclusiones porque ha sido un gran acierto), nos dimos una pequeña vuelta por Fisherman's Warf que está a tan solo 5 minutos a pie. La zona la verdad es que es muy bonita, y muy turística también.




En cuanto a Alcatraz, qué os voy a decir, visita obligadísima. Desde que coges el ferry y te vas aproximando, ya entras en situación. Al llegar te entregan una audioguía que está también en español. Las explicaciones están geniales, además todo está narrado por ex presos de Alcatraz, aunque lógicamente, doblado al español, y está tan bien hecho que en ocasiones te hacen sentir lo que sentían ellos en la vida diaria de la prisión.








Además tuvimos la suerte de que estaba uno de los ex presos de la prisión firmando libros y por supuesto que no perdimos la oportunidad.


Tras la vuelta de La Roca nos pusimos en camino hacía la Coit Tower. Había visto que estaba muy cerca a pie, y sí, unos 15 minutos, y la subida, la verdad es que no es tan dura como dicen por ahí, aunque, todo hay que decirlo, las calles son empinadísimas. Las Filbert Steps no están muy bien indicadas, por no decir nada, así que hicimos un trozo.


La torre, de 64m de altura se construyó en 1933 en honor a Lillian Hichtcock Coit, una mujer cuya historia no tiene desperdicio. Resumidamente Lillie era una mujer de lo más excéntrico para su época (fumaba y llevaba pantalones), que tenía pasión por apagar fuegos, por eso fue nombrada patrona de los bomberos de la ciudad. Cuando falleció dejó un tercio de su fortuna a la ciudad para que fuera utilizado para embellecerla, así que cone se dinero se contruyó la Coit Tower (cuatro años después de su muerte) y una esculutura de tres bomberos. De alguna forma, la torre homenajea a todos aquellos que combatieron el terremoto y el consecuente incendio que desolaron la ciudad en 1906. Hoy en día se pueden visitar los murales que visten su interior, realizados por artistas izquierdistas y marxistas como símbolo de protesta. Se puede subir en ascensor por 8 dólares para contemplar unas vistas de la ciudad de 360º.






De ahí, aprovechando la cercanía nos dirigimos a Lombard Street, la famosa calle empínadísima y con esas curvas cerradísimas que a todo el mundo le gusta ver.  Observar los coches bajar por la calle es un auténtico espectáculo.



Union Square
Muy cerca se puede coger el Cable Car, otro hito turístico de la ciudad. El trayecto son 7 dólares, pero como teníamos el SF City Pass, lo hicimos gratuito. Aprovechamos el desplazamiento para bajarnos en Union Square y de allí nos acercamos a Chinatown.

Chinatown de San Francisco es el barrio chino más antiguo de América y la comunidad china más grande fuera de Asia. Este barrio comenzó a crearse alrededor de 1840, con un boom de inmigración china hacialos EEUU. La volatilidad de las políticas chinas y el comienzo de la Fiebre del Oro en California hizo que muchos inmigrantes chinos se metieran a trabajar en la minería.
Puerta del Dragón (Chinatown)
Pero más tarde, debido a unas estrictas leyes que se aprobaron a finales del siglo XIX, muchos inmigrantes chinos fueron detenidos. No fue hasta la década de 1950 que muchas de estas leyes fueron rehusadas y la población china en San Francisco volvió a crecer. Hoy día hay dos entradas principales,la de Gran Ave con la Puerta del Dragón (o "Chinatown Gate"), y la otra en la calle Stockton, menos concurrida por turístas, pero con un aspecto chino auténtico. La verdad es que llegamos algo tarde y habían muchas tiendas cerradas, pero hay que reconocer que aunque no sea espectacular, este barrio tiene cierto encanto.













A esas horas el cansancio ya pesaba, así que era hora de irse hacia casa de Melissa, tomar una tan ansiada ducha y a dormir para estar descansados para el día siguiente.





SAN FRANCISCO (2do día)

Nos levantamos con más energía que nunca dispuestos a seguir descubriendo esta preciosa ciudad, además el tiempo se puso de acuerdo con nosotros y salió un día de sol fantástico. Hoy teníamos previsto ver muchos lugares, así que madrugamos para aprovechar bien.



El primer lugar lo teníamos bastante cerca de donde pernoctábamos, a escasas paradas de tranvía, así que pronto llegamos al Golden Gate Park. Ya cuando te estás aproximando al gigantesco parque impresiona ver su frondosidad.



El Golden Gate Park es uno de los parques urbanos más grandes del mundo y el tercero más visitado de EEUU. Mide 5 km de largo y 1 de ancho. Sus highlights son el Conservatorio de las Flores, la Academia de las Ciencias, el Young Museum, la manada de vúfalos americanos, el Jardín Japonés y el Molino Holandés. Además finaliza en Ocean Beach, una de las playas más importantes de la ciudad. Su origen tiene lugar en 1866, cuando un grupo de franciscanos pidió al Ayuntamiento la construcción de un parque en 411 hectáreas en donde sólo había dunas de arena. Costó 20 años, pero finalmente en 1886 se inauguró con una multitudinaria acogida por parte de los residentes.


Nosotros nos dirigimos directamente al California Academy of Sciences (Academia de las Ciencias) ya que había oído hablar muy bien de este museo y además nos entraba con el SFCityPass. Esta academia se fundó en 1853 y se encuentra entre los museos de historia natural más grandes del mundo. Está dividida en 3 áreas principales: el Acuario Steinhart, el Planetario Morrison y el Museo de Historia Natural Kimball. La academia sigue teniendo hoy en día una importante labor en el mundo de la investigación. También resaltar que su arquitecto, Renzo Piano, hizo que el edificio consiguiera la Certificación LEED de Eficiencia Energética y Diseño Sostenible. De hecho, algunas caracterísiticas como reciclar el agua de lluvia, la utilización de 60.000 células fotovoltáicas, la utilización de un techo verde de 1 hectárea, además de haber sido construido con hormigón y acero recliclado, lo hacen merecedor del LEED.


En verdad, todo en este museo es sumamente instructivo. El acuario tiene una gran variedad de especies, después está la selva tropical que han recreado a la perfección en el interior de una gran esfera (la mariposas gigantes que habitan en ella no tienen desperdicio), nos encantó también la proyección en el cine Imax. Destacar también su habitante estrella, el único caimán albino del mundo. Eso sí, id con tiempo porque necesitaréis más de tres horas para verlo bien. Nosotros pretendíamos verlo en menos tiempo, pero conociéndonos en los museos, que nos gusta verlo todo meticulosamente y curiosear por allí y por allá, salimos casi a la hora de comer.







Así que saliendo de la academia, ya sabíamos que nos íbamos a dejar por ver muchas cosas del Golden Gate Park, así que barajando las posibilidades, optamos por no ir hasta Ocean Beach, ya que eso nos podría llevar casi toda la tarde y luego no tendríamos tiempo para ver el resto de lugares planeados. Muy a mi pesar nos perdimos los búfalos y el Jardín Japonés, pero también así tendríamos más tiempo para visitar el Young Museum, que está justo enfrente del California Academy of Sciences y también lo teníamos incluido en el SFCityPass.

Young Museum desde California Academy of Sciences

Habíamos oído que en el Young Museum se come muy bien, así que nos fuimos directos a comer. Y, sinceramente, es algo caro, pero es todo ecológico y de una calidad indiscutible, así que mereció la pena y lo recomiendo al 100%.



Este museo abrió sus puertas en 1895 como parte de la Exposición Internacional de California de 1894. Hoy en día alberga colecciones de arte de los siglos XIX y XX y una gran colección de arte africano. Yo, personalmente tengo que destacar la colección de mobiliario antiguo y la arte tribal que es impresionante, con todo tipo de instrumentos rituales.





Al salir del museo, ya casi las 5 de la tarde, decidimos salir caminando del parque, hacia el norte, donde cogeríamos el bus hasta el Golden Gate Bridge, y así de paso, veíamos un poco más el parque.

No es un búfalo ni se le parece, pero esta preciosa tortuguita decidió salir a tomar el sol justo cuando pasábamos nosotros.

En poco menos de 15 minutos en bus llegamos al Golden Gate Bridge, ese mítico icono de la ciudad. Todo lo grande que os podáis imaginar no es suficiente cuando lo tienes delante, es, sencillamente sobrecogedor. Y, como todo en San Francisco es a lo grande, el Golden Gate no podía ser menos, así que se trata de uno de los puentes más largos y altos del mundo. Antes de su construcción, la única forma de cruzar la bahía era en ferry, lo que llevaba a una congestión de tráfico en la zona bastante importante. Entonces apareció Joseph Strauss dando solución a este problema: construir un puente que cruzara la bahía de lado a lado. Por cierto, J. Strauss fue pionero en seguridad laboral, incorporando cascos, gafas y cinturones de seguridad a los trabajadores. Finalmente fue inaugurado en 1937. Como curiosidad, y para que os hagáis una idea de la envergadura y resistencia del puente, los cables que lo sostienen contienen tal cantidad de alambres que éstos podrían dar la vuelta a la Tierra hasta 3 veces.



Allí sentada, contemplando aquellas vistas tan bellas, no tenía ganas de irme de allí, pero se empezaba a llenar de turistas y aún teníamos que llegar hasta Haigh Ashbury, así que nos pusimos en camino.

Después de equivocarnos con la dirección del autobús (en las conclusiones os explicaré lo caótico del transporte público) y acabar en una zona que no conocíamos, conseguimos llegar hasta Haigh Ashbury, Este es el lugar donde nació el movimiento hippie en los años 60 y donde se produjo el Summer of Love, o verano del amor. También aquí nacieron bandas míticas como Jefferson Airplane, Grateful Dead o Janis Joplin.



Claramente, después de la decadencia del movimiento, el barrio ya no es lo que fue, aunque aun quedan resquicios. Hay numerosas tiendas de ropa hippie o vintage, growshops, pero lo que a mi más me gustó fue la decoración tan colorida de las fachadas y los increíbles murales que lucían muchos de los edificios.


El ambiente es bueno, pero a medida que va cayendo la noche se va volviendo algo más extraño, aun así, no me dio la sensación de ser peligroso. Eso sí, si visitáis el barrio y os gusta la música, visita obligada a Amoeba Records, una tienda de música super famosa e inmensa, os aseguro que lo que no encontréis allí, no existe.




Y ya con la noche encima, decidimos aplazar la visita a Alamo Square para el día siguiente, ya que la visita de noche no tenía mucho sentido y estábamos agotados, así que dimos por finalizado el día.

Bonita y típica calle por la que paseamos ya de vuelta


SAN FRANCISCO (3er día)

Amanece un nuevo día en San Francisco, igual de soleado que el anterior. Tras desayunar, nos dirigimos hacia el centro, cerca de Union Square, donde nos recogería el microbus del tour que habíamos contratado para ir a Muir Woods. Esto lo decidimos pocos días antes de empezar el viaje, porque me confirmaron desde la compañía del otro tour que nos llevaba a Yosemite que no veríamos Mariposa Grove (una zona llena de secuoyas gigantes), y yo no me podía quedar sin ver secuoyas, así que una opción buena era Muir Woods, muy cerca de San Francisco, con secuoyas no gigantes, pero secuoyas al fin y al cabo.

Enseguida nos recogieron y en muy poco rato ya estábamos cruzando el majestuoso Golden Gate. Si impresiona desde fuera, tenéis que esperar a atravesarlo...
 El tour empezaba genial. Íbamos solo dos parejas, un matrimonio de Texas y nosotros, y el conductor-guía es de lo mejor que he visto, qué lástima no acordarme de su nombre. Ese es el tipo de gente que me gusta conocer cuando viajo. Iba hablando durante todo el trayecto, contándonos cosas curiosas de la ciudad, preguntándonos a nosotros cosas sobre nuestro país, vamos que contagiaba su pasión por su trabajo, así da gusto.

En cuanto a Muir Woods, está a menos de una hora del Downtown de San Francisco, justo al otro lado de la bahía. Es un parque natural casi virgen en el que se concentran una gran cantidad de secuoyas, de las ás antiguas y grandes del país. Hay dos tipos de secuoyas, la sempervirens (o redwood como las llaman en EEUU), que es la que encontramos en Muir Woods, y las secuoyas gigantes, que se pueden encontrar en parques como Yosemite, y a pesar de su nombre no suelen ser tan altas como las sempervirens, aunque sí más longevas, pudiendo llegar a los 3000 años. En Muir Woods las encontramos con una media de 800 y 1000 años y unos 6 metros de ancho. La región era originariamente hogar de la tribu Miwok. Como parque, fue fundado en 1908 y su nombre viene dado por John Muir, un renombrado conservacionista de la naturaleza. Ese fue el momento en el que el lugar fue nombrado Monumento Nacional. Además de secuoyas, se pueden encontrar abetos, castaños de indias, alisos rojos, robles y algunos sauces. Y en cuanto a fauna, lo habitan serpientes, ardillas, una gran variedad de pájaros... Un momento mágico fue cuando dos cervatillos se dejaron ver paseándose entre la maleza.



De este lugar he de decir que sin lugar a dudas mereció la pena. Leí por ahí que si uno visita Yosemite, Muir Woods no es tan espectacular. Bien, nosotros no llegamos a ver Mariposa Grove, pero aun así os recomiendo la visita a Muir Woods porque no creo que os vaya a decepcionar en absoluto, es un lugar en el que se respira algo especial y no lo olvidaréis fácilmente. Además hay varios trails bien señalizados y, tras pagar los 7 dólares a la entrada, podéis escoger cuál queréis hacer. Nosotros escogimos el corto porque como íbamos con tour no teníamos más tiempo, aún así, el corto es de aproximadamente 1 hora. Eso sí, llevad ropa de abrigo porque es un lugar muy húmedo y sombrío y se cala el frío hasta los huesos.





De vuelta, el guía nos dejó un rato en Sausalito, Sausalito es un encantador pueblo justo al otro lado de la bahía, famoso por sus numerosas galerías de arte y por sus artesanías en cristal. Además, por lo visto, sólo es habitable por la "jet-set", ya que el precio del metro cuadrado de la vivienda está por las nubes, es decir, que por menos de un millón dólares difícilmente se encuentra vivienda. A parte de esto, si tenéis tiempo y queréis un paseo tranquilo y agradable, o simplemente tomaros un café en una terraza con unas vistas inmejorables, os recomiendo este lugar.




Antes de llegar a San Francisco, el guía nos paró en un mirador para que pudiéramos disfrutar de sin duda la mejor vista del Golden Gate. No hace falta decir que las vistas son mucho mejores que las que vimos el día anterior en el otro lado.


Ya en San Francisco, el guía se ofreció a llevarnos al punto de la ciudad que quisiéramos, así que a la pareja de Texas los dejó en Fisherman's Warf y a nosotros tuvo la amabilidad de llevarnos hasta Misión Dolores, ya que según nuestro plan era el siguiente punto a visitar. La verdad, debimos caerle bien porque antes de llegar nos preguntó si habíamos visto Japan Town y al decirle que no, nos dió una pequeña vuelta y nos contó un poco sobre el lugar, así que al guía le pongo un 10.

En Misión Dolores se encuentra el edificio más antiguo de San Francisco. Esta iglesia de estilo colonial español fue fundada en 1776 por misioneros españoles que, bajo la supervisión del Padre Junípero Serra, pretendían evangelizar a los indios Ohlone. Originariamente fue un hospital, convirtiéndose en misión en 1817. Fue uno de los pocos edificios que no destruyó el gran terremoto de 1906, por lo que hoy en día es la única de las 21 misiones californianas que está intacta. Se puede visitar el cementerio que contiene los restos de nativos que ayudaron a construir la misión, y otras personalidades como el primer gobernador mexicano Luis Antonio Argüello, también hay una capilla, un pequeño museo y la basílica, algo más nueva. La entrada son 5 dólares, y en recepción hay una mujer mexicana que te lo explica todo en español gustosamente.

La Iglesia (edificio más antiguo, no sucumbió al terremoto)

La Basílica (construida posteriormente)

El Cementerio

Mi opinión personal sobre esto es poco clarificante, ya que por un lado me gusta mucho indagar sobre la historia de los lugares que visito, por lo tanto, la visita al edificio más antiguo de la ciudad era para mi obligatoria, pero por otro lado, no apruebo los métodos de los misioneros para evangelizar tribus nativas. Cuando te adentras y ves cómo les arrebataron todo en lo que ellos creían, no puedes sino sentirte mal.

Al salir, se nos había echado encima la hora de comer, así que buscando, encontramos un lugar en Castro que nos gustó mucho. Castro es el barrio gay de San Francisco, parecido al Chueca madrileño. El bar era regentado por un chico muy simpático que nos atendió a la perfección. Y tras llenar el estómago y reponer fuerzas cogimos un autobús que nos acercaba a Alamo Square. Este lugar no tiene más que las Painted Ladies, las famosas casas victorianas con la vistas de la ciudad al fondo. Es famoso por haber salido en la cabecera de la serie "Padres Forzosos", aunque si sois muy jóvenes (más que yo, quiero decir...) quizás no sepáis de lo que os hablo. Aunque realmente la casa de la serie no era ninguna de las Painted Ladies. Es bonito y el parque es agradable como para descansar un rato, pero no mucho más.




De allí, aprovechando que no está muy lejos, fuimos paseando hasta el City Hall. En línea recta hay unos 15 o 20 minutos.  Para seguir con la tradición, el Ayuntamiento de San Francisco tiene una de las cúpulas más grandes del mundo, concretamente la quinta, con 90 metros de altura. Se construyó en 1915 sustituyendo al anterior que fue destruido por el terremoto de 1906. La entrada es gratuita, aunque como es lógico, que registran a la entrada. La visita es muy rápida, por lo que no podéis dejar pasar la oportunidad de ver esta obra arquitectónica tan impresionante, tanto por fuera como por dentro.




A la salida, nos dirigimos hacia Market St. para coger el Muni F, que es la línea de tranvía antigua (no confundir con los Cable Car), y el vehículo tiene un estilo muy pintoresco, así que arpovechamos para desplazarnos hasta el Pier 39, ya que nuestra próxima parada era el Aquarium of the Bay, que también nos entraba con el City Pass.
 Había leído que en comparación con el de la Academia de las Ciencias, este no es tan grande ni tan moderno, pero desde el punto de vista histórico de la ciudad es el más importante, ya que en este se pueden admirar los animales marinos de la propia bahía de San Francisco. A nosotros nos gustó aún habiendo visto el otro, así que aquí ya lo dejo a vuestra elección. Aquí, después de aprender datos muy didácticos sobre los ecosistemas de la bahía, recorrimos dos túneles de cristal rodeados de más de 20.000 animales marinos entre los que hay tiburones, rayas, pulpos gigantes y estrellas de mar. Al final de la visita hay una zona en la que te dejan acariciar tiburones, rayas, estrellas, etc.





El día ya estaba saliendo genial, pero no os podéis imaginar lo maravilloso que es pasear por el Pier 39 con la luz del atardecer sobre la bahía, simplemente espectacular. Sí, la verdad es que el sítio estaba algo abarrotado de turistas, pero he de reconocer que tiene un encanto especial este muelle. Allí nos esperaban los famosos leones marinos que habitan las aguas y que se han convertido en una verdadera atracción turística.





Y seguimos caminando a lo largo de Fisherman's Warf buscando algún lugar para probar el famoso Clam Chowder, que no es más que una crema de almejas servida dentro de un bollo de pan. No os recomiendo que lo probéis en las paraditas portátiles que hay, ya que según leí no están tan buenos, y no queríamos entrar en un restaurante porque seguramente sería carísimo, así que nos decidimos por un punto medio. Hay un bar del que no tomé la precaución de apuntarme el nombre, hacia el final de Fisherman's Warf que tiene una terraza circular acristalada con unas pequeñas fogatas en mitad de las mesas, pero que sí que tengo foto aunque algo desenfocada para que lo localicéis si queréis. El lugar es ideal y el Clam Chowder, aunque no comparamos con otros sítios, nos gustó mucho, y nos costó unos 9 dólares cada uno, así que recomendado queda.




Y para acabar un estupendo día qué mejor que endulzarse un poco en Ghirardelli Square con su archi-conocido chocolate. Decidimos no sentarnos a tomar nada al ver lo llenísimo que estaba, así que entramos a la tienda y compramos algunos chocolates. De aquí sí que he de decir que me esperaba más, porque se suponía que además había un centro comercial, pero en realidad son 4 tiendas y bastante caras. El chocolate buenísimo, por cierto, perfecto para nuestra última noche en San Francisco.



CONCLUSIONES DE SAN FRANCISCO

Los vuelos: definitivamente, Atlanta es el mejor lugar para hacer escala en EEUU, y más si viajas con AirFrance que tiene sede allí. El aeropuerto es muy grande pero está todo muy bien señalizado. La duda que teníamos nosotros era si teníamos que recoger maletas y volver a facturar, y sí, aunque todo sea con la misma compañía tienes que recogerlas y llevarlas a otras cintas, pero están muy cerca, así que no hay pérdida casi ni de tiempo. En aduana el personal me resultó mucho más simpático que en Miami y la cola mucho más rápida. En cuanto al desplazamiento de Los Ángeles a San Francisco, aunque no fuera vuelo lo incluyo aquí... Teníamos billete de bus con la compañía Megabus, que pintaba muy bien y te vendían sus vehículos como de lujo, pero de lujo nada, incomodísimos y sin ningún lugar para poner el equipaje de mano, tuvimos que ir con la maleta de mano bajo los pies como pudimos, y encima el conductor, por cierto super estúpido, nos pretendía cobrar más porque según él las maletas de mano era demasiado grandes. Finalmente pasó de nosotros tras yo preguntarle dónde ponía las dimensiones en la contratación del billete... Y por si fuera poco, en una de las paradas casi se queda abajo una de nuestras maletas, si no llega a ser por Tony que le dio por asomarse. Sí, es una forma barata de hacer el desplazamiento, pero que te lo vendan como es, y además no creo que sea mucho pedir que el personal sea amable.

El transporte: por alguna extraña razón (nos comentaron que podía deberse al bajo salario que reciben), los conductores de los autobuses urbanos son extremadamente antipáticos y hostiles, tanto con nosotros como con los propios ciudadanos. Si vais sin Muni Pass procurad llevar el dinero justo, porque no perdonan y además se te ponen bordes, y ya ni os cuento si necesitáis preguntar algo... Otra peculiaridad es que el tranvía-metro (Muni seguido de letra, los números son para los autobuses) no anuncia las paradas, por lo que si no eres de allí y no te conoces la ciudad, es prácticamente imposible saber dónde te tienes que bajar. En los mapas del interior del vehículo sólo tienen puestas las paradas más importantes, el resto no, así que tienes que ir pendiente del nombre de las calles para acertar la parada en la que te tienes que bajar. Es complicadísimo, nosotros le pillamos ya el truco el último día. De cualquier manera, recomiendo el Muni Pass, o el City Pass que lo lleva incluído, porque además el transporte es bastante caro (2,25 dólares por trayecto). Todo esto no os servirá si alquiláis coche, en cuyo caso poco os puedo aconsejar, pero bajo mi opinión, se conoce mucho más una ciudad caminando, perdiéndose por sus calles, cogiendo el transporte público como lo hacen sus habitantes, de hecho así siempre se descubren rincones y lugares que no hubieras visto de otra manera.

La gente: en general, y a excepción de los conductores de autobús, no tienen problema en ayudarte si necesitas saber algo, de hecho, una de las veces que nos equivocamos con el transporte y andábamos un poco perdidos un chico nos paró para ofrecer su ayuda. Un punto negativo, aunque creo que esto es generalizado a toda California, es que no se esfuerzan por hablarte despacio aun sabiendo que eres extranjero; nosotros no tenemos mucho problema con el inglés, pero como es lógico, cuando te hablan rápido y con poca vocalización cuesta de entender, aunque en esto, como en todo, hay excepciones. También hay que tener en cuente que hay una población asiática importante, y esta gente, como es normal, siguen teniendo un carácter asiático muy marcado. En cuanto a vagabundos o homeless, si habéis leído ya por ahí sobre esto, quizás os habréis alarmado un poco por cómo habla mucha gente de esto, pero no os asustéis. Lo cierto es que hay muchos vagabundos, mayoritariamente en el centro, pero NO se meten con nadie, como mucho te piden, pero no insisten, así que podéis caminar tranquilos incluso por la noche que no os van a dar problemas. Y por último, mención especial a la seguridad vial. Conducen muy bien, y siempre, siempre, se paran en los pasos para peatones, en esto son extremadamente respetuosos.

La comida: afortunadamente para mi, que no soy muy fan de la comida americana y de las hamburguesas, hay mucho donde elegir. La pega es que si os gusta mucho el café como a mi, en EEUU no vais a encontrar un café que os guste en ningún sitio, ya que lo hacen en infusión y siempre lo ponen en vasos enormes, vamos, lo que es un café americano de toda la vida, no lo saben hacer de otra manera.

SFCityPass: recomendadísimo cogerlo si tenéis pensado visitar varios lugares de los que ofertan. Ya casi te vale la pena solo con Alcatraz y el MuniPass (transporte ilimitado de 7 días). Ahorras mucho dinero, te lo aseguro.

Airbnb: Nuestra primera experiencia con este sistema de alojamiento, y la verdad que muy buena. Realmente no creo que perjudique al sector hotelero, y menos en una ciudad como San Francisco, que cuando te descuidas tienes ocupación al 100%. Económicamente nosotros descartamos los hoteles porque son realmente caros, y los hostels se nos iban un poco de presupuesto también, y el que no, ya no disponía de camas libres o no nos convencía la localización. Además con Airbnb tienes la oportunidad de conocer a más gente, de practicar más el inglés y de relacionarte con residentes del lugar, que te pueden explicar muchas cosas. Creo que todos los sistemas de alojamiento pueden convivir sin hacerse daño los unos a los otros.

Clima: San Francisco no tiene nada que ver con el resto de California. El microclima creado por la bahía lo hace mucho más frío que el resto del estado. A principios de septiembre necesitas algo más que una simple chaqueta, mejor si llevas cazadora y algún jersey debajo, ya que, aunque al sol se esté bien, sopla un viento realmente frío, así que aseguraros de llevar suficiente ropa de abrigo, mejor que sobre.

Precios: normales tirando para altos, a excepción del transporte que me parece carísimo. En comida puedes encontrar para todos los presupuestos, y en las tiendas, si te sales de las típicas de souvenirs, lo mismo.



Y hasta aquí la primera parte del viaje. En breve seguiré con la segunda parte, el tour desde SF a Yosemite, Las Vegas y el Gran Cañón.






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