miércoles, 20 de abril de 2016

YOSEMITE - LAS VEGAS - EL GRAN CAÑÓN: Detalle y Conclusiones

Esta segunda etapa es algo más complicada de explicar, ya que nos dejó un sabor agridulce. Los lugares que visitamos preciosos pero la nota negativa se la lleva de calle la empresa con la que contratamos el tour. Por supuesto, lo voy a explicar todo con pelos y señales, porque si estáis pensando contratar con ellos, muy probablemente al leer esta reseña cambiéis de opinión.

SAN FRANCISCO-YOSEMITE-FRESNO (4to día)

Habíamos contratado el tour con la compañía Take Tours a través de su página web, así que nos dirigimos al punto de encuentro a las 8 de la mañana. La primera sorpresa fue que nos vino a recoger una mujer china que no hablaba demasiado bien el inglés, indicándonos con señales que el autobús estaba un poco más arriba de la calle, un autobús que pertenecía a la compañía Lassen Tours. Nos extrañó, pero pensamos que era una subcontrata de Take Tours, así que tras mostrar nuestra documentación y ver que todo estaba correcto nos subimos al vehículo. La guía también era china, lo cual era de esperar ya que sabíamos que el tour era bilingüe inglés-chino. Una vez sentados en el autobús nos informan de que se va a hacer una parada en otra población (a una hora de San Francisco más o menos) en la que tendremos que cambiar de autobús según el tour que hayamos contratado. Y así fue. Paramos en una estación de servicio con muchísima gente y muchísimos autobuses de la misma compañía (Lassen Tours). Aquí fue todo muy confuso porque cargando con las maletas teníamos que buscar el número de nuestro autobús, pero finalmente lo encontramos y proseguimos el viaje.

Sobre las 11:00 de la mañana nos informan de que vamos a hacer una parada para comer (Comer? A las 11:00?!!). Y no sólo eso, además sólo tenemos 15 minutos para comer!! En un primer momento pensamos que quizás no lo entendimos bien, ya que en inglés 15 y 50 suena muy parecido, así que le preguntamos nuevamente al guía y nos confirmó que eran 15, ni uno más o el autobús se iría sin nosotros. Así que os podéis imaginar las prisas. En 15 minutos había que pedir la comida, comérsela y claro, ir al baño y demás. Esta parada sirvió sobre todo para enfadarnos bastante, la verdad, pero sabíamos que teníamos que hacer el esfuerzo por ser positivos y disfrutar del viaje.

Alrededor de las 16:00 estábamos llegando a Yosemite. Tenía grandes expectativas puestas en este lugar, ya que siempre me han apasionado los parajes naturales. Por no extenderme demasiado, sólo os diré que no vimos ni la mitad de puntos de interés que marcaban en la lista los de Take Tours al contratar. Aún así seguimos autoconvenciéndonos de disfrutar al máximo lo que pudiéramos ver.

Yosemite se encuentra a 320 km de San Francisco y ocupa una superficie de más de 3000 km2, extendiéndose por la cadena montañosa de Sierra Nevada. La UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1984, entre otros aspectos porque el 95% del área del parque está denominada "zona salvaje". Tres de las numerosas cascadas que se pueden encontrar en Yosemite están en la lista de las 20 cascadas más altas del mundo, así que ya os podéis imaginar. Además hay enormes laderas de granito (como Glacier Point con 2200 metros de altura) y valles paradisíacos con más de 1200 metros de profundidad.

"El Capitán". Monolito granítico de unos 900 metros. Favorito como desafío para escaladores. El nombre se lo pusieron los nativos americanos.
Una de las 3 cascadas de las que os hablaba antes. No caía ni gota de agua debido a la temporada y al periodo de sequía por el que estaba pasando el estado de California por esas fechas.
Esta la hice desde el bus, ni siquiera pararon, y el valle estaba incluido entre las paradas del itinerario contratado para Yosemite. Suerte que iba atenta. El Half Dome al fondo.

Secuoyas. Cualquiera diría en la foto que Tony es tan alto como es...
Tunnel View. Una de las vistas más impresionantes de Yosemite. 
Tunnel View fue la última parada. Es una de esas vistas que te cortan el aliento, de hecho, quedé tan maravillada que pasó un buen rato hasta que caí en hacer fotos. Y es que estos lugares tienen algo especial... Mientras todos los ocupantes del bus ya bajaban con cámara en mano mirando la belleza del paisaje a través del objetivo de la cámara como si no les importara nada más que inmortalizar el momento para luego enseñárselo a los amigos en lugar de disfrutar en vivo de lo que tenían frente a sus narices, Perdonad que critique este comportamiento pero me parece muy triste, a todos nos gusta llevarnos fotos, pero os podría asegurar que vi a alguno no mirar hacía el paisaje en ningún momento más que detrás de la cámara. En fin, precioso lugar.

Nos pusimos en marcha de nuevo, esta vez hacia Fresno, donde pasaríamos la noche. Durante el trayecto no podía evitar sentirme decepcionada, ya que para mí Yosemite era uno de los destinos estrella de este viaje, y aunque lo que había podido ver fue maravilloso, no había visto ni una cuarta parte de lo que me prometieron y por supuesto de lo que yo esperaba, así que me iba con la sensación de haberme quedado a medias.

El remate del día fue lo que ocurrió por la noche. Después de algo más de una hora estábamos llegando a Fresno. El guía nos indicó que íbamos a hacer una parada en un supermercado para que nos compráramos la cena para calentarla en el microondas de la habitación del hotel, ya que según él, en los alrededores de éste no había ningún restaurante o bar en el que poder cenar. Como no, nos resultó extraño, pero no nos importó, si teníamos microondas en la habitación sería lo más cómodo. El hotel en Fresno estaba genial, el Holiday Inn Fresno-Airport, pero... ¡sorpresa! no había microondas en la habitación, el único microondas de todo el hotel estaba en el lobby, junto a recepción, sí sí, uno solo para calentar la cena de unas 50 personas que íbamos en el bus. Tal y como dejamos las maletas en la habitación nos fuimos a calentar la comida, pero ya había gente, se nos había adelantado una familia de unos 6 miembros, por lo que nos tocó esperar casi 40 minutos. Os podéis imaginar que mientras esperábamos la gente ya empezó a comentar acerca de su descontento con toda la situación a la que nos estaba exponiendo Take Tours y su "filial" Lassen Tours. Gracias al personal del hotel, que viendo la escena sacaron un microondas más. Lo mejor de todo fue cuando descubrimos que justo enfrente del hotel había un Subway y otro restaurante más. Así que después de eso, ya ni ganas de meternos en la piscina porque eran las tantas de la noche, estábamos cansados, bastante cabreados y además al día siguiente nos levantaban a las 5 de la mañana para seguir con el viaje (motivo por el cual tampoco nos entraba el desayuno en el hotel).


FRESNO - LAS VEGAS (5to día)

Después de un sueño corto pero reparador, estábamos dispuestos a afrontar el día de la mejor manera posible, con ganas de llegar a Las Vegas y perder de vista pronto al guía. La primera parada fue sobre las 8 de la mañana, unas dos horas de viaje, para desayunar, aunque nosotros siempre llevamos algo de desayuno y ya lo habíamos hecho en el hotel, facilitado además porque teníamos cafetera en la habitación. Y tras esto proseguimos el viaje hasta Barstow, una nueva "sorpresita" más. Nos informan de la parada de dos horas y media en el outlet, por supuesto que no estaba contratado. En el itinerario que me entregaron al contratar esa parada en el outlet estaba prevista a la vuelta de Las Vegas y sólo para aquellos que volvían a San Francisco. Y no es que tenga algo en contra de los outlets, pero contando con que sólo hay ropa de marca y nosotros no compramos nunca ropa de marca (y, siendo sinceros, los precios me siguen pareciendo carísimos incluso con la rebaja), para nosotros aquello era una total pérdida de tiempo. Así que allí pasamos las dos horas y media, en un outlet en mitad del desierto, viendo como los turistas en su mayoría chinos, perdían la cabeza de tienda en tienda.

Aquí os dejo una foto del Desierto del Mojave de camino a Las Vegas, que por cierto, el guía ni siquiera se digno a informarnos de ello, lo supimos gracias a habernos estudiado el mapa previamente.

Desierto del Mojave, a nuestro paso entre California y Arizona. Kilómetros y kilómetros de desierto.

Y no satisfecho el guía con todos los inconvenientes que estábamos encontrando en el tour, una nueva noticia nos acabó de fastidiar el día. Al contratar el tour te daban la opción de elegir entre el South Rim del Gran Cañón (25$ por persona) o el West Rim (80$ por persona), así que contratamos el South Rim. Entonces nos informa el guía de que quienes hemos elegido el South Rim debemos saber que sólo estaremos 1 hora en el Cañón y que son 5 horas de ida y 5 de vuelta, a no ser que cojamos la opción del West Rim, que además de estar más cerca estaremos más tiempo. Para mi esto es lo más parecido a un chantaje y a una puñalada por la espalda. No os podéis imaginar todo lo que le hubiera soltado por la boca en aquel momento al guía. Llevábamos el presupuesto tan ajustado que 160 dólares nos destrozaban, pero claro, pagar 50 para una sola hora en el Gran Cañón no nos compensaba. Así que no toda la impotencia del mundo aceptamos pagar los 160 e ir al West Rim. En el autobús hubo un revuelo general ya que le gente estaba bastante molesta. En el itinerario contratado figuraban a la misma distancia los dos lugares...

Afortunadamente, para las 17:00 ya estábamos en Las Vegas, por lo que tras rechazar la oferta del guía de hacernos un recorrido por la ciudad por el módico precio de 30 dólares más, nos dirigimos a la habitación para cambiarnos e irnos a la piscina directamente.



Nos hospedábamos en el hotel Excalibur, que no está nada mal, la localización muy buena y las comodidades más que decentes. También hay que tener en cuenta que no solemos hospedarnos en hoteles para ahorrar dinero en nuestros viajes, y que además nos conformamos con poco, pero entraba dentro del precio del viaje, así que un par de noches de hotel nos resultaba bastante reconfortante, al igual que un ratito de relax en la piscina después del día de perros que llevábamos.

Hall del hotel Excalibur


Y después de una reparadora ducha nos fuimos a hacer ruta de hoteles y descubrir el ambiente nocturno de Las Vegas.

Hotel New York

Y tras pagar nuestra primera novatada en la ciudad de las luces (60 dólares por dos fish and chips) proseguimos con la ruta.



Interior del Hotel Paris

Hotel Bellagio. Esta especie de lago que veis es en realidad una fuente, en la que cada 15 minutos se realiza un espectáculo de agua, luces y música, cada uno diferente al anterior. No os lo podéis perder. Y además es gratuito!

Hotel Luxor
Y ya bien caída la noche y satisfechos con el paseo, de vuelta al hotel a descansar, ya que al día siguiente... ¿adivináis? Sí, a las 5 en pie, y por supuesto, no entraba el desayuno.



EL GRAN CAÑÓN - LAS VEGAS (6to día)

Después del nuevo madrugón llegábamos a la presa Hoover, o Hoover Dam. Otra desilusión más al ver que no nos paraban frente al centro de visitantes, que es desde donde se ve bien y con buena perspectiva, sino que nos dejaron en la parte de arriba, desde donde no se aprecia la profundidad de la presa.

Foto tomada desde el autobús

Hoover Dam desde el lugar incorrecto

De todas formas la visita es más que recomendable teniendo en cuenta la importancia del lugar para los estados limítrofes, ya que se abastecen de esta presa. Además puedo dar fe de que el agua del grifo de Las Vegas está muy buena, algo a lo que no estamos acostumbrados los que vivimos en Valencia...

Tras la breve parada proseguimos el camino hacia el Gran Cañón del Colorado. En las cercanías ya se comienzan a ver los primeros poblados de los Walapai (la tribu nativa americana a la que pertenece el Gran Cañón). Y me refiero a los poblados de verdad, donde realmente viven, no os penséis que esta gente aún vive en tipis, sino en pequeñas casas prefabricadas. Me gustó mucho verlo y comprobar cómo aún siguen viviendo de forma muy humilde por decisión propia (cualquiera pensaría que cobrando lo que cobran por la entrada se han subido al carro del capitalismo) y autoabasteciéndose con sus propios recursos.

Poblado Walapai

Poco antes de llegar, el guía nos hizo un "croquis", si se le pueden llamar así a cuatro garabatos improvisados en bolígrafo sobre un folio arrugado, para que pudiéramos administrarnos bien el tiempo que teníamos, ya que una vez en el Cañón nos desplazaríamos mediante los shuttles de la comunidad nativa. Así que tras hacerle la foto a esa hoja de papel comenzamos la visita.

El primer destino del recorrido es el poblado Walapai o Hualapai, este sí resulta bastante artificial, con su tienda de souvenirs incluida, pero ya se pueden ver unas vistas muy bonitas.



El siguiente punto a visitar era Eagle Point. Aquí me pasó algo parecido a Escocia, ¿cómo describir con palabras lo que se siente al estar ante aquel paisaje? Es abrumador, ni siquiera las fotos le hacen justicia. Además los Hualapai no creen en las barreras, con lo cual no veréis barandillas en ningún lugar. Todo el lugar en sí está impregnado de ellos, y, aunque habían muchísimos turistas, no podía remediar el sentirme invitada en su casa y vivirlo todo con el máximo respeto hacia su cultura.



Hay un pequeño asentamiento con diferentes tipos de construcciones según tribus, incluidos tipis. Esta que véis en la foto es una construcción típica de la tribu Hopi, y la utilizaban para todo (trabajo, almacén, prácticas ceremoniales, etc).

En Eagle Point es donde se encuentra el famoso Skywalk, la pasarela de cristal construida sobre el vacío.  Sólo os digo que son 30 dólares y al fin y al cabo no se ve mucho más que desde fuera, pero si no tenéis vértigo podéis probar y verlo desde otra perspectiva, nosotros decidimos evitarlo.

Según el croquis del guía deberíamos comer allí (la comida estaba incluida con la entrada), pero lo único que había en aquel punto era comida china (¿casualidad quizás? ahí lo dejo), pero un chico mexicano muy simpático que trabajaba allí nos dijo que en el siguiente punto se comía mejor. Así que para allá que nos fuimos tras coger el shuttle.

Walapai con traje ceremonial. Lógicamente estaba allí para que te hicieras la foto con él y de paso una propina. Esas cosas no me suelen gustar, pero he de reconocer que todos los nativos con los que tuvimos oportunidad de hablar son súper íntegros y muy majos.

Y vaya si comimos bien, y con unas vistas inmejorables.

Nuestros amigos del Gran Cañón, me encantan!!

"Hazme la foto ya que estoy demasiado cerca del borde!" jajaja

Precioso ver cómo serpentea el río Colorado.

A pesar de tantos problemas con la organización de esta visita, he de reconocer que de vuelta al hotel me sentía satisfecha de haber visto lo que necesitaba ver del Gran Cañón del Colorado, aunque la inesperada subida del importe por parte de Take Tours nos hubiera dejado con el presupuesto temblando.

Para Las Vegas lo cierto es que no teníamos grandes planes porque realmente lo que nos ofrece esta ciudad no va mucho con nuestra forma de ser, además, ya el día anterior nos habíamos dado cuenta del precio desorbitado que tenía absolutamente todo allí, así que tras discutir varias posibilidades y descartar el desplazarnos muy lejos (el transporte público también es carísimo) nos decidimos por ver los hoteles más importantes que no habíamos podido ver el día anterior.

Exterior del Hotel Excalibur con el New York al fondo

Bonito anochecer en Las Vegas

Hotel Venetian

Exteriores del Hotel Venetian

Espectacular interior del Hotel Venetian

Y esto, aunque no lo parezca también es parte del interior solo que el techo parece cielo. Aquí la gondolera, que debe ser soprano, va cantando mientras rema. Imagino que el precio por el paseíto en góndola nos hubiera dejado con los bolsillos vacíos o incluso con deudas...

Hotel Flamingo
Visitamos otros hoteles pero estos son los que para mí merecen la pena de verdad. También hay que tener en cuenta que aunque parezca que está todo cerca cuesta de llegar mucho a los sitios por la masificación que hay así que el tiempo se te echa encima enseguida.

Y hasta aquí la segunda parte del viaje, ya que al día siguiente nos íbamos hacia Los Ángeles, concretamente a Anaheim donde pasaríamos dos días en Disneyland California antes de visitar la ciudad.


CONCLUSIONES

Transporte: Nosotros nos desplazamos con un tour como ya os he contado, pero la conclusión sobre esta "agencia" lo pongo aparte. A estas alturas me planteo que no hubiera sido mala idea alquilar un coche, pero es ver si rentabiliza o no, aunque sea lo más cómodo. En Las Vegas, como he mencionado más arriba, el transporte urbano es carísimo, y los taxis ni me lo planteo. Hay un medio de transporte gratuito que es una especie de monorrail, pero sirve sólo para desplazarse entre algunos hoteles, nada más. Después hay otro que es más rápido y abarca más ciudad, pero atención, ¡casi 10 dólares el trayecto! En cuanto a los buses urbanos no llegamos a preguntar, pero si es proporcional al resto de precios ya os podéis hacer una idea.

Take Tours / Lassen Tours: si a estas alturas aún tenéis dudas sobre si contratar con ellos, releeros la review. Si no queréis que os arruinen el viaje buscad otra opción, Para que os hagáis una idea de cómo funciona esta gente, al llegar escribí una review en su página, en donde mucha gente daba su opinión (sospechosamente todas las opiniones eran buenas) y la mía a día de hoy no la han publicado, sólo me escribieron un mail "pidiendo disculpas" y nada más... Lo peor es que después de la mala experiencia estás obligado a pagar 50 dólares de propina.

La gente: aquí me refiero sobre todo a Las Vegas. Siendo conocida como "la ciudad del pecado" no es muy difícil imaginarse qué es lo que ronda por allí: mayoritariamente grupos de jóvenes en muy malas condiciones. Mientras paseas por las calles es muy normal encontrarte con chicas (imagino que relaciones públicas) muy ligeras de ropa rodeadas por una multitud de chavales babosos. Pero en fin, así son Las Vegas, no es para mi. Lo que realmente me alucinaba era ver alguna que otra familia con niños muy pequeños paseando ante semejante espectáculo, y si no es para mí, imaginad si lo es para niños. Me considero una persona muy abierta de mente y tolerante, simplemente me refiero a que no me siento cómoda en esos ambientes, pero para gustos colores. Por otro lado, los Walapai del Gran Cañón me encantaron como personas y me voy con muy buen recuerdo de ellos.

La comida: en Las Vegas vigilad mucho dónde vais si no queréis llevaros un susto como nosotros, incluso en un restaurante de comida rápida te pueden sacar el hígado. Una opción buena si no queréis gastar mucho es entrar en un supermercado y comprar algo ya hecho. Lo bueno es que siempre hay algo abierto.

El clima: hay un cambio muy importante a medida que te alejas de San Francisco. Al llegar a Yosemite ya se podía prescindir de toda clase de chaqueta y quedarte en manga corta porque el sol calienta más. Es el típico clima mediterráneo. Pero cuando te estás aproximando a Las Vegas el ambiente se nota mucho más seco y la temperatura sube, lo más lógico moviéndote por la zona desértica de Nevada.  Lo cierto es que en Las Vegas el calor llega a ser agobiante aunque hay vaporizadores por las calles que se agradecen muchísimo. Para que os hagáis una idea, después de medianoche los termómetros marcaban por encima de los 30ºC.

Precios: creo que en esto ya he insistido mucho, pero por si quedan dudas, en Las Vegas es todo carísimo, comida, transporte y espectáculos. No puedes ver ninguno por menos de 90 dólares por persona, así que para un viaje low-cost como el nuestro, está descartadísimo.


Como consideraciones finales sobre esta etapa diría que volvería a Yosemite y me quedaría mínimo un par de días, pero buscaría alguna zona menos masificada y fuera del fin de semana porque realmente me quedé con la miel en los labios y también me dió pena ver la cantidad de gente que llegaba a la zona a la que nos llevaron a nosotros. Con el Gran Cañón, aunque me fui satisfecha, haría lo mismo, volvería a pasar un par de días. Y en cuanto a Las Vegas, no volvería, y no porque no me gustara, creo que es un lugar que hay que ver por lo menos una vez en la vida porque realmente impresiona ver el derroche por doquier y los espectáculos, pero insisto en que no va mucho con nuestra forma de ser, así que una vez visto, a otra cosa.


Lo sé, me ha vuelto a quedar larguísimo este post, pero creo que en la preparación de un viaje, cada detalle cuenta, así que si os ha servido para preparar el vuestro me alegro muchísimo.

Estoy preparando la siguiente etapa, así que suscribíos y no os la perdáis!!


lunes, 4 de enero de 2016

SAN FRANCISCO: Detalle y Conclusiones

 Comenzamos...

SAN FRANCISCO (1er día)

Llegamos a San Francisco amaneciendo, cruzando por el imponente North Bridge, que, aunque menos turístico que el Golden Gate, no puedes evitar impresionarte. No llegamos tan cansados como esperábamos después de 10 horas de vuelo, más otras 4 hasta Los Angeles y 7 horas de autobús a San Francisco. Pero de lo que primero nos dimos cuenta es de cómo "funciona" el transporte público. Cogimos el metro, pero en las paradas al aire libre, ni rastro de máquinas para comprar los billetes, ni revisor dentro, ni nada, así que nos metimos con el morro. Después de bajarnos como diez calles antes de lo que nos tocaba nos dimos cuenta de que en el mapa del interior del metro no te marca todas las paradas, sólo las más importantes, y además no anuncian las paradas, por lo que si no eres de allí, es prácticamente imposible saber dónde bajar. Pero bueno, de esto ya os hablaré en las conclusiones con más detenimiento.

Como os comenté, en San Francisco vamos de Airbnb, así que llegamos a casa de Melissa, una chica muy maja, y nos permitió dejar las maletas aunque llegásemos tan temprano (la habitación aun estaba ocupada). De ahí, nos dirigimos hacia Yerba Buena Gardens, hoy también llamado Yerba Buena Center for the Arts, que es, como su nombre indica, el epicentro cultural de San Francisco. En él se encuentran museos, galerías, teatros y zonas comerciales. Los museos más importantes de la zona son el Museo de Arte Moderno de SF y el Museo Judío de Arte Contemporáneo. Otros puntos de interés son el Martin Luther King Memorial, el Carrusel histórico de Charles Loof, y la iglesia de St. Patrik (cuyos orígenes se remontan a la Fiebre del Oro). Su nombre proviene del original de la ciudad. En 1792 el explorador George Vancouver estableció una pequeña base próxima a la Misión Dolores (misión española) a la que denominó Yerba Buena, donde se establecieron ingleses, rusos y otros colonos europeos.


No es tan turísitco como otras zonas, pero es agradable estar pasando un rato tranquilo y el ambiente es relajado, así que si tenéis un momento, os recomiendo que lo visitéis, aunque sea para tomaros un café, y además está muy próximo a Union Square.

De allí cogimos un bus que nos llevó hasta Pier 33. Teníamos reserva para visitar Alcatraz a las 13:30, así que para hacer tiempo, una vez que ya habíamos comprado los SF CityPass (que de esto hablaré en las conclusiones porque ha sido un gran acierto), nos dimos una pequeña vuelta por Fisherman's Warf que está a tan solo 5 minutos a pie. La zona la verdad es que es muy bonita, y muy turística también.




En cuanto a Alcatraz, qué os voy a decir, visita obligadísima. Desde que coges el ferry y te vas aproximando, ya entras en situación. Al llegar te entregan una audioguía que está también en español. Las explicaciones están geniales, además todo está narrado por ex presos de Alcatraz, aunque lógicamente, doblado al español, y está tan bien hecho que en ocasiones te hacen sentir lo que sentían ellos en la vida diaria de la prisión.








Además tuvimos la suerte de que estaba uno de los ex presos de la prisión firmando libros y por supuesto que no perdimos la oportunidad.


Tras la vuelta de La Roca nos pusimos en camino hacía la Coit Tower. Había visto que estaba muy cerca a pie, y sí, unos 15 minutos, y la subida, la verdad es que no es tan dura como dicen por ahí, aunque, todo hay que decirlo, las calles son empinadísimas. Las Filbert Steps no están muy bien indicadas, por no decir nada, así que hicimos un trozo.


La torre, de 64m de altura se construyó en 1933 en honor a Lillian Hichtcock Coit, una mujer cuya historia no tiene desperdicio. Resumidamente Lillie era una mujer de lo más excéntrico para su época (fumaba y llevaba pantalones), que tenía pasión por apagar fuegos, por eso fue nombrada patrona de los bomberos de la ciudad. Cuando falleció dejó un tercio de su fortuna a la ciudad para que fuera utilizado para embellecerla, así que cone se dinero se contruyó la Coit Tower (cuatro años después de su muerte) y una esculutura de tres bomberos. De alguna forma, la torre homenajea a todos aquellos que combatieron el terremoto y el consecuente incendio que desolaron la ciudad en 1906. Hoy en día se pueden visitar los murales que visten su interior, realizados por artistas izquierdistas y marxistas como símbolo de protesta. Se puede subir en ascensor por 8 dólares para contemplar unas vistas de la ciudad de 360º.






De ahí, aprovechando la cercanía nos dirigimos a Lombard Street, la famosa calle empínadísima y con esas curvas cerradísimas que a todo el mundo le gusta ver.  Observar los coches bajar por la calle es un auténtico espectáculo.



Union Square
Muy cerca se puede coger el Cable Car, otro hito turístico de la ciudad. El trayecto son 7 dólares, pero como teníamos el SF City Pass, lo hicimos gratuito. Aprovechamos el desplazamiento para bajarnos en Union Square y de allí nos acercamos a Chinatown.

Chinatown de San Francisco es el barrio chino más antiguo de América y la comunidad china más grande fuera de Asia. Este barrio comenzó a crearse alrededor de 1840, con un boom de inmigración china hacialos EEUU. La volatilidad de las políticas chinas y el comienzo de la Fiebre del Oro en California hizo que muchos inmigrantes chinos se metieran a trabajar en la minería.
Puerta del Dragón (Chinatown)
Pero más tarde, debido a unas estrictas leyes que se aprobaron a finales del siglo XIX, muchos inmigrantes chinos fueron detenidos. No fue hasta la década de 1950 que muchas de estas leyes fueron rehusadas y la población china en San Francisco volvió a crecer. Hoy día hay dos entradas principales,la de Gran Ave con la Puerta del Dragón (o "Chinatown Gate"), y la otra en la calle Stockton, menos concurrida por turístas, pero con un aspecto chino auténtico. La verdad es que llegamos algo tarde y habían muchas tiendas cerradas, pero hay que reconocer que aunque no sea espectacular, este barrio tiene cierto encanto.













A esas horas el cansancio ya pesaba, así que era hora de irse hacia casa de Melissa, tomar una tan ansiada ducha y a dormir para estar descansados para el día siguiente.





SAN FRANCISCO (2do día)

Nos levantamos con más energía que nunca dispuestos a seguir descubriendo esta preciosa ciudad, además el tiempo se puso de acuerdo con nosotros y salió un día de sol fantástico. Hoy teníamos previsto ver muchos lugares, así que madrugamos para aprovechar bien.



El primer lugar lo teníamos bastante cerca de donde pernoctábamos, a escasas paradas de tranvía, así que pronto llegamos al Golden Gate Park. Ya cuando te estás aproximando al gigantesco parque impresiona ver su frondosidad.



El Golden Gate Park es uno de los parques urbanos más grandes del mundo y el tercero más visitado de EEUU. Mide 5 km de largo y 1 de ancho. Sus highlights son el Conservatorio de las Flores, la Academia de las Ciencias, el Young Museum, la manada de vúfalos americanos, el Jardín Japonés y el Molino Holandés. Además finaliza en Ocean Beach, una de las playas más importantes de la ciudad. Su origen tiene lugar en 1866, cuando un grupo de franciscanos pidió al Ayuntamiento la construcción de un parque en 411 hectáreas en donde sólo había dunas de arena. Costó 20 años, pero finalmente en 1886 se inauguró con una multitudinaria acogida por parte de los residentes.


Nosotros nos dirigimos directamente al California Academy of Sciences (Academia de las Ciencias) ya que había oído hablar muy bien de este museo y además nos entraba con el SFCityPass. Esta academia se fundó en 1853 y se encuentra entre los museos de historia natural más grandes del mundo. Está dividida en 3 áreas principales: el Acuario Steinhart, el Planetario Morrison y el Museo de Historia Natural Kimball. La academia sigue teniendo hoy en día una importante labor en el mundo de la investigación. También resaltar que su arquitecto, Renzo Piano, hizo que el edificio consiguiera la Certificación LEED de Eficiencia Energética y Diseño Sostenible. De hecho, algunas caracterísiticas como reciclar el agua de lluvia, la utilización de 60.000 células fotovoltáicas, la utilización de un techo verde de 1 hectárea, además de haber sido construido con hormigón y acero recliclado, lo hacen merecedor del LEED.


En verdad, todo en este museo es sumamente instructivo. El acuario tiene una gran variedad de especies, después está la selva tropical que han recreado a la perfección en el interior de una gran esfera (la mariposas gigantes que habitan en ella no tienen desperdicio), nos encantó también la proyección en el cine Imax. Destacar también su habitante estrella, el único caimán albino del mundo. Eso sí, id con tiempo porque necesitaréis más de tres horas para verlo bien. Nosotros pretendíamos verlo en menos tiempo, pero conociéndonos en los museos, que nos gusta verlo todo meticulosamente y curiosear por allí y por allá, salimos casi a la hora de comer.







Así que saliendo de la academia, ya sabíamos que nos íbamos a dejar por ver muchas cosas del Golden Gate Park, así que barajando las posibilidades, optamos por no ir hasta Ocean Beach, ya que eso nos podría llevar casi toda la tarde y luego no tendríamos tiempo para ver el resto de lugares planeados. Muy a mi pesar nos perdimos los búfalos y el Jardín Japonés, pero también así tendríamos más tiempo para visitar el Young Museum, que está justo enfrente del California Academy of Sciences y también lo teníamos incluido en el SFCityPass.

Young Museum desde California Academy of Sciences

Habíamos oído que en el Young Museum se come muy bien, así que nos fuimos directos a comer. Y, sinceramente, es algo caro, pero es todo ecológico y de una calidad indiscutible, así que mereció la pena y lo recomiendo al 100%.



Este museo abrió sus puertas en 1895 como parte de la Exposición Internacional de California de 1894. Hoy en día alberga colecciones de arte de los siglos XIX y XX y una gran colección de arte africano. Yo, personalmente tengo que destacar la colección de mobiliario antiguo y la arte tribal que es impresionante, con todo tipo de instrumentos rituales.





Al salir del museo, ya casi las 5 de la tarde, decidimos salir caminando del parque, hacia el norte, donde cogeríamos el bus hasta el Golden Gate Bridge, y así de paso, veíamos un poco más el parque.

No es un búfalo ni se le parece, pero esta preciosa tortuguita decidió salir a tomar el sol justo cuando pasábamos nosotros.

En poco menos de 15 minutos en bus llegamos al Golden Gate Bridge, ese mítico icono de la ciudad. Todo lo grande que os podáis imaginar no es suficiente cuando lo tienes delante, es, sencillamente sobrecogedor. Y, como todo en San Francisco es a lo grande, el Golden Gate no podía ser menos, así que se trata de uno de los puentes más largos y altos del mundo. Antes de su construcción, la única forma de cruzar la bahía era en ferry, lo que llevaba a una congestión de tráfico en la zona bastante importante. Entonces apareció Joseph Strauss dando solución a este problema: construir un puente que cruzara la bahía de lado a lado. Por cierto, J. Strauss fue pionero en seguridad laboral, incorporando cascos, gafas y cinturones de seguridad a los trabajadores. Finalmente fue inaugurado en 1937. Como curiosidad, y para que os hagáis una idea de la envergadura y resistencia del puente, los cables que lo sostienen contienen tal cantidad de alambres que éstos podrían dar la vuelta a la Tierra hasta 3 veces.



Allí sentada, contemplando aquellas vistas tan bellas, no tenía ganas de irme de allí, pero se empezaba a llenar de turistas y aún teníamos que llegar hasta Haigh Ashbury, así que nos pusimos en camino.

Después de equivocarnos con la dirección del autobús (en las conclusiones os explicaré lo caótico del transporte público) y acabar en una zona que no conocíamos, conseguimos llegar hasta Haigh Ashbury, Este es el lugar donde nació el movimiento hippie en los años 60 y donde se produjo el Summer of Love, o verano del amor. También aquí nacieron bandas míticas como Jefferson Airplane, Grateful Dead o Janis Joplin.



Claramente, después de la decadencia del movimiento, el barrio ya no es lo que fue, aunque aun quedan resquicios. Hay numerosas tiendas de ropa hippie o vintage, growshops, pero lo que a mi más me gustó fue la decoración tan colorida de las fachadas y los increíbles murales que lucían muchos de los edificios.


El ambiente es bueno, pero a medida que va cayendo la noche se va volviendo algo más extraño, aun así, no me dio la sensación de ser peligroso. Eso sí, si visitáis el barrio y os gusta la música, visita obligada a Amoeba Records, una tienda de música super famosa e inmensa, os aseguro que lo que no encontréis allí, no existe.




Y ya con la noche encima, decidimos aplazar la visita a Alamo Square para el día siguiente, ya que la visita de noche no tenía mucho sentido y estábamos agotados, así que dimos por finalizado el día.

Bonita y típica calle por la que paseamos ya de vuelta


SAN FRANCISCO (3er día)

Amanece un nuevo día en San Francisco, igual de soleado que el anterior. Tras desayunar, nos dirigimos hacia el centro, cerca de Union Square, donde nos recogería el microbus del tour que habíamos contratado para ir a Muir Woods. Esto lo decidimos pocos días antes de empezar el viaje, porque me confirmaron desde la compañía del otro tour que nos llevaba a Yosemite que no veríamos Mariposa Grove (una zona llena de secuoyas gigantes), y yo no me podía quedar sin ver secuoyas, así que una opción buena era Muir Woods, muy cerca de San Francisco, con secuoyas no gigantes, pero secuoyas al fin y al cabo.

Enseguida nos recogieron y en muy poco rato ya estábamos cruzando el majestuoso Golden Gate. Si impresiona desde fuera, tenéis que esperar a atravesarlo...
 El tour empezaba genial. Íbamos solo dos parejas, un matrimonio de Texas y nosotros, y el conductor-guía es de lo mejor que he visto, qué lástima no acordarme de su nombre. Ese es el tipo de gente que me gusta conocer cuando viajo. Iba hablando durante todo el trayecto, contándonos cosas curiosas de la ciudad, preguntándonos a nosotros cosas sobre nuestro país, vamos que contagiaba su pasión por su trabajo, así da gusto.

En cuanto a Muir Woods, está a menos de una hora del Downtown de San Francisco, justo al otro lado de la bahía. Es un parque natural casi virgen en el que se concentran una gran cantidad de secuoyas, de las ás antiguas y grandes del país. Hay dos tipos de secuoyas, la sempervirens (o redwood como las llaman en EEUU), que es la que encontramos en Muir Woods, y las secuoyas gigantes, que se pueden encontrar en parques como Yosemite, y a pesar de su nombre no suelen ser tan altas como las sempervirens, aunque sí más longevas, pudiendo llegar a los 3000 años. En Muir Woods las encontramos con una media de 800 y 1000 años y unos 6 metros de ancho. La región era originariamente hogar de la tribu Miwok. Como parque, fue fundado en 1908 y su nombre viene dado por John Muir, un renombrado conservacionista de la naturaleza. Ese fue el momento en el que el lugar fue nombrado Monumento Nacional. Además de secuoyas, se pueden encontrar abetos, castaños de indias, alisos rojos, robles y algunos sauces. Y en cuanto a fauna, lo habitan serpientes, ardillas, una gran variedad de pájaros... Un momento mágico fue cuando dos cervatillos se dejaron ver paseándose entre la maleza.



De este lugar he de decir que sin lugar a dudas mereció la pena. Leí por ahí que si uno visita Yosemite, Muir Woods no es tan espectacular. Bien, nosotros no llegamos a ver Mariposa Grove, pero aun así os recomiendo la visita a Muir Woods porque no creo que os vaya a decepcionar en absoluto, es un lugar en el que se respira algo especial y no lo olvidaréis fácilmente. Además hay varios trails bien señalizados y, tras pagar los 7 dólares a la entrada, podéis escoger cuál queréis hacer. Nosotros escogimos el corto porque como íbamos con tour no teníamos más tiempo, aún así, el corto es de aproximadamente 1 hora. Eso sí, llevad ropa de abrigo porque es un lugar muy húmedo y sombrío y se cala el frío hasta los huesos.





De vuelta, el guía nos dejó un rato en Sausalito, Sausalito es un encantador pueblo justo al otro lado de la bahía, famoso por sus numerosas galerías de arte y por sus artesanías en cristal. Además, por lo visto, sólo es habitable por la "jet-set", ya que el precio del metro cuadrado de la vivienda está por las nubes, es decir, que por menos de un millón dólares difícilmente se encuentra vivienda. A parte de esto, si tenéis tiempo y queréis un paseo tranquilo y agradable, o simplemente tomaros un café en una terraza con unas vistas inmejorables, os recomiendo este lugar.




Antes de llegar a San Francisco, el guía nos paró en un mirador para que pudiéramos disfrutar de sin duda la mejor vista del Golden Gate. No hace falta decir que las vistas son mucho mejores que las que vimos el día anterior en el otro lado.


Ya en San Francisco, el guía se ofreció a llevarnos al punto de la ciudad que quisiéramos, así que a la pareja de Texas los dejó en Fisherman's Warf y a nosotros tuvo la amabilidad de llevarnos hasta Misión Dolores, ya que según nuestro plan era el siguiente punto a visitar. La verdad, debimos caerle bien porque antes de llegar nos preguntó si habíamos visto Japan Town y al decirle que no, nos dió una pequeña vuelta y nos contó un poco sobre el lugar, así que al guía le pongo un 10.

En Misión Dolores se encuentra el edificio más antiguo de San Francisco. Esta iglesia de estilo colonial español fue fundada en 1776 por misioneros españoles que, bajo la supervisión del Padre Junípero Serra, pretendían evangelizar a los indios Ohlone. Originariamente fue un hospital, convirtiéndose en misión en 1817. Fue uno de los pocos edificios que no destruyó el gran terremoto de 1906, por lo que hoy en día es la única de las 21 misiones californianas que está intacta. Se puede visitar el cementerio que contiene los restos de nativos que ayudaron a construir la misión, y otras personalidades como el primer gobernador mexicano Luis Antonio Argüello, también hay una capilla, un pequeño museo y la basílica, algo más nueva. La entrada son 5 dólares, y en recepción hay una mujer mexicana que te lo explica todo en español gustosamente.

La Iglesia (edificio más antiguo, no sucumbió al terremoto)

La Basílica (construida posteriormente)

El Cementerio

Mi opinión personal sobre esto es poco clarificante, ya que por un lado me gusta mucho indagar sobre la historia de los lugares que visito, por lo tanto, la visita al edificio más antiguo de la ciudad era para mi obligatoria, pero por otro lado, no apruebo los métodos de los misioneros para evangelizar tribus nativas. Cuando te adentras y ves cómo les arrebataron todo en lo que ellos creían, no puedes sino sentirte mal.

Al salir, se nos había echado encima la hora de comer, así que buscando, encontramos un lugar en Castro que nos gustó mucho. Castro es el barrio gay de San Francisco, parecido al Chueca madrileño. El bar era regentado por un chico muy simpático que nos atendió a la perfección. Y tras llenar el estómago y reponer fuerzas cogimos un autobús que nos acercaba a Alamo Square. Este lugar no tiene más que las Painted Ladies, las famosas casas victorianas con la vistas de la ciudad al fondo. Es famoso por haber salido en la cabecera de la serie "Padres Forzosos", aunque si sois muy jóvenes (más que yo, quiero decir...) quizás no sepáis de lo que os hablo. Aunque realmente la casa de la serie no era ninguna de las Painted Ladies. Es bonito y el parque es agradable como para descansar un rato, pero no mucho más.




De allí, aprovechando que no está muy lejos, fuimos paseando hasta el City Hall. En línea recta hay unos 15 o 20 minutos.  Para seguir con la tradición, el Ayuntamiento de San Francisco tiene una de las cúpulas más grandes del mundo, concretamente la quinta, con 90 metros de altura. Se construyó en 1915 sustituyendo al anterior que fue destruido por el terremoto de 1906. La entrada es gratuita, aunque como es lógico, que registran a la entrada. La visita es muy rápida, por lo que no podéis dejar pasar la oportunidad de ver esta obra arquitectónica tan impresionante, tanto por fuera como por dentro.




A la salida, nos dirigimos hacia Market St. para coger el Muni F, que es la línea de tranvía antigua (no confundir con los Cable Car), y el vehículo tiene un estilo muy pintoresco, así que arpovechamos para desplazarnos hasta el Pier 39, ya que nuestra próxima parada era el Aquarium of the Bay, que también nos entraba con el City Pass.
 Había leído que en comparación con el de la Academia de las Ciencias, este no es tan grande ni tan moderno, pero desde el punto de vista histórico de la ciudad es el más importante, ya que en este se pueden admirar los animales marinos de la propia bahía de San Francisco. A nosotros nos gustó aún habiendo visto el otro, así que aquí ya lo dejo a vuestra elección. Aquí, después de aprender datos muy didácticos sobre los ecosistemas de la bahía, recorrimos dos túneles de cristal rodeados de más de 20.000 animales marinos entre los que hay tiburones, rayas, pulpos gigantes y estrellas de mar. Al final de la visita hay una zona en la que te dejan acariciar tiburones, rayas, estrellas, etc.





El día ya estaba saliendo genial, pero no os podéis imaginar lo maravilloso que es pasear por el Pier 39 con la luz del atardecer sobre la bahía, simplemente espectacular. Sí, la verdad es que el sítio estaba algo abarrotado de turistas, pero he de reconocer que tiene un encanto especial este muelle. Allí nos esperaban los famosos leones marinos que habitan las aguas y que se han convertido en una verdadera atracción turística.





Y seguimos caminando a lo largo de Fisherman's Warf buscando algún lugar para probar el famoso Clam Chowder, que no es más que una crema de almejas servida dentro de un bollo de pan. No os recomiendo que lo probéis en las paraditas portátiles que hay, ya que según leí no están tan buenos, y no queríamos entrar en un restaurante porque seguramente sería carísimo, así que nos decidimos por un punto medio. Hay un bar del que no tomé la precaución de apuntarme el nombre, hacia el final de Fisherman's Warf que tiene una terraza circular acristalada con unas pequeñas fogatas en mitad de las mesas, pero que sí que tengo foto aunque algo desenfocada para que lo localicéis si queréis. El lugar es ideal y el Clam Chowder, aunque no comparamos con otros sítios, nos gustó mucho, y nos costó unos 9 dólares cada uno, así que recomendado queda.




Y para acabar un estupendo día qué mejor que endulzarse un poco en Ghirardelli Square con su archi-conocido chocolate. Decidimos no sentarnos a tomar nada al ver lo llenísimo que estaba, así que entramos a la tienda y compramos algunos chocolates. De aquí sí que he de decir que me esperaba más, porque se suponía que además había un centro comercial, pero en realidad son 4 tiendas y bastante caras. El chocolate buenísimo, por cierto, perfecto para nuestra última noche en San Francisco.



CONCLUSIONES DE SAN FRANCISCO

Los vuelos: definitivamente, Atlanta es el mejor lugar para hacer escala en EEUU, y más si viajas con AirFrance que tiene sede allí. El aeropuerto es muy grande pero está todo muy bien señalizado. La duda que teníamos nosotros era si teníamos que recoger maletas y volver a facturar, y sí, aunque todo sea con la misma compañía tienes que recogerlas y llevarlas a otras cintas, pero están muy cerca, así que no hay pérdida casi ni de tiempo. En aduana el personal me resultó mucho más simpático que en Miami y la cola mucho más rápida. En cuanto al desplazamiento de Los Ángeles a San Francisco, aunque no fuera vuelo lo incluyo aquí... Teníamos billete de bus con la compañía Megabus, que pintaba muy bien y te vendían sus vehículos como de lujo, pero de lujo nada, incomodísimos y sin ningún lugar para poner el equipaje de mano, tuvimos que ir con la maleta de mano bajo los pies como pudimos, y encima el conductor, por cierto super estúpido, nos pretendía cobrar más porque según él las maletas de mano era demasiado grandes. Finalmente pasó de nosotros tras yo preguntarle dónde ponía las dimensiones en la contratación del billete... Y por si fuera poco, en una de las paradas casi se queda abajo una de nuestras maletas, si no llega a ser por Tony que le dio por asomarse. Sí, es una forma barata de hacer el desplazamiento, pero que te lo vendan como es, y además no creo que sea mucho pedir que el personal sea amable.

El transporte: por alguna extraña razón (nos comentaron que podía deberse al bajo salario que reciben), los conductores de los autobuses urbanos son extremadamente antipáticos y hostiles, tanto con nosotros como con los propios ciudadanos. Si vais sin Muni Pass procurad llevar el dinero justo, porque no perdonan y además se te ponen bordes, y ya ni os cuento si necesitáis preguntar algo... Otra peculiaridad es que el tranvía-metro (Muni seguido de letra, los números son para los autobuses) no anuncia las paradas, por lo que si no eres de allí y no te conoces la ciudad, es prácticamente imposible saber dónde te tienes que bajar. En los mapas del interior del vehículo sólo tienen puestas las paradas más importantes, el resto no, así que tienes que ir pendiente del nombre de las calles para acertar la parada en la que te tienes que bajar. Es complicadísimo, nosotros le pillamos ya el truco el último día. De cualquier manera, recomiendo el Muni Pass, o el City Pass que lo lleva incluído, porque además el transporte es bastante caro (2,25 dólares por trayecto). Todo esto no os servirá si alquiláis coche, en cuyo caso poco os puedo aconsejar, pero bajo mi opinión, se conoce mucho más una ciudad caminando, perdiéndose por sus calles, cogiendo el transporte público como lo hacen sus habitantes, de hecho así siempre se descubren rincones y lugares que no hubieras visto de otra manera.

La gente: en general, y a excepción de los conductores de autobús, no tienen problema en ayudarte si necesitas saber algo, de hecho, una de las veces que nos equivocamos con el transporte y andábamos un poco perdidos un chico nos paró para ofrecer su ayuda. Un punto negativo, aunque creo que esto es generalizado a toda California, es que no se esfuerzan por hablarte despacio aun sabiendo que eres extranjero; nosotros no tenemos mucho problema con el inglés, pero como es lógico, cuando te hablan rápido y con poca vocalización cuesta de entender, aunque en esto, como en todo, hay excepciones. También hay que tener en cuente que hay una población asiática importante, y esta gente, como es normal, siguen teniendo un carácter asiático muy marcado. En cuanto a vagabundos o homeless, si habéis leído ya por ahí sobre esto, quizás os habréis alarmado un poco por cómo habla mucha gente de esto, pero no os asustéis. Lo cierto es que hay muchos vagabundos, mayoritariamente en el centro, pero NO se meten con nadie, como mucho te piden, pero no insisten, así que podéis caminar tranquilos incluso por la noche que no os van a dar problemas. Y por último, mención especial a la seguridad vial. Conducen muy bien, y siempre, siempre, se paran en los pasos para peatones, en esto son extremadamente respetuosos.

La comida: afortunadamente para mi, que no soy muy fan de la comida americana y de las hamburguesas, hay mucho donde elegir. La pega es que si os gusta mucho el café como a mi, en EEUU no vais a encontrar un café que os guste en ningún sitio, ya que lo hacen en infusión y siempre lo ponen en vasos enormes, vamos, lo que es un café americano de toda la vida, no lo saben hacer de otra manera.

SFCityPass: recomendadísimo cogerlo si tenéis pensado visitar varios lugares de los que ofertan. Ya casi te vale la pena solo con Alcatraz y el MuniPass (transporte ilimitado de 7 días). Ahorras mucho dinero, te lo aseguro.

Airbnb: Nuestra primera experiencia con este sistema de alojamiento, y la verdad que muy buena. Realmente no creo que perjudique al sector hotelero, y menos en una ciudad como San Francisco, que cuando te descuidas tienes ocupación al 100%. Económicamente nosotros descartamos los hoteles porque son realmente caros, y los hostels se nos iban un poco de presupuesto también, y el que no, ya no disponía de camas libres o no nos convencía la localización. Además con Airbnb tienes la oportunidad de conocer a más gente, de practicar más el inglés y de relacionarte con residentes del lugar, que te pueden explicar muchas cosas. Creo que todos los sistemas de alojamiento pueden convivir sin hacerse daño los unos a los otros.

Clima: San Francisco no tiene nada que ver con el resto de California. El microclima creado por la bahía lo hace mucho más frío que el resto del estado. A principios de septiembre necesitas algo más que una simple chaqueta, mejor si llevas cazadora y algún jersey debajo, ya que, aunque al sol se esté bien, sopla un viento realmente frío, así que aseguraros de llevar suficiente ropa de abrigo, mejor que sobre.

Precios: normales tirando para altos, a excepción del transporte que me parece carísimo. En comida puedes encontrar para todos los presupuestos, y en las tiendas, si te sales de las típicas de souvenirs, lo mismo.



Y hasta aquí la primera parte del viaje. En breve seguiré con la segunda parte, el tour desde SF a Yosemite, Las Vegas y el Gran Cañón.